domingo, 12 de octubre de 2014

Día 23 - Monte de Gozo a Santiago – 4,5Km.


Por @Joaquin_Pereira

El jueves 24 de octubre de 2013 salí a las 7 de la mañana de Monte de Gozo y antes de las 9 estaba en Santiago. Lo logré: hice mi camino de Santiago y llegué vivo. ☺
Esperando porque abrieran la oficina del peregrino tomé un buen café y tarta de Santiago. Si no dices que hiciste el camino por razones religiosas no te dan la compostela en latín sino otro certificado: recorrer 500 kilómetros a pie ha sido lo más religioso que he hecho en la vida así que no entré en detalles con la dependienta que me atendió y recibí finalmente mi compostela.


Como era temprano y llovía mucho tuve la catedral de Santiago sola para mí sin turistas incómodos. Recé ante los restos del apóstol, abracé su estatua y un padre bendijo un rosario pequeño que compré en una tienda que tenía una cruz de Santiago en su extremo.






La lluvia y el viento complicaron un poco mi visita por Santiago. Aun así pude comprar el boleto en tren a Madrid para las 4pm por 56 euros y tomé varias fotos de la catedral. También ayudé a un peregrino coreano a llegar a la oficina del peregrino.
En el tren de regreso a Madrid noté que había adelgazado bastante. Vi la versión española de Blancanieves en blanco y negro durante el trayecto.


Por unos minutos el tren paró en Orense, la ciudad donde se originó el circo Benposta en el que participé a inicios de la década de los 90 del siglo pasado. Los ciclos se cierran felizmente.

Día 22 - Arzua a Monte de Gozo – 34,5Km.


Por @Joaquin_Pereira

El último tramo siempre hay que hacerlo solo: como aquella audición musical o entrevista de trabajo; la vida nos coloca en el último tramo solo para que nos demos cuenta de nuestra propia fortaleza. 
El miércoles 23 de octubre de 2013 me despedí de la brasileña que deseaba hacer menos kilómetros por día. Aunque volví a encontrar a Santiago en O Pedrouzo debí volver a despedirme con un pensamiento en la cabeza: 40 kilómetros a Santiago de Compostela y un día para caminar.
Cuando pasé junto al aeropuerto de Lavacolla viví una experiencia alucinante. Estaba distraido con una cerca llena de cruces de madera puestas por los peregrinos cuando sin preverlo un avión de pasajeros grande pasó por encima de mí muy cerca.


Más adelante en un café coloqué mi concha en la vara y al tropezarla cayó al suelo y rompió el símbolo de la peregrinación. Era un aviso de que pronto retornaría al mundo frío y a la dictadura violenta de Venezuela: el 2014 sería especialmente sangriento para los venezolanos. La caída y rompimiento de la concha era un aviso y una protección: un mal en mi contra se había evitado. 
Al llegar al llamado Monte de Gozo –desde donde se ve a Santiago de Compostela-, me quedé en albergue municipal: atiende Berta, es simpática.
Aún tenía que recorrer 4,5 kilómetros hasta la catedral y deseaba asistir a la misa de los peregrinos. Así que decidí cambiar la hora de mi regreso a Madrid para la tarde del día siguiente y no en la mañana como estaba fijado. Todo está atado y bien atado, hasta las situaciones que nos parecen malas ocurren por un bien mayor. Luego lo entendería.


sábado, 11 de octubre de 2014

Día 21 - Palas de Rei a Arzua – 29Km.






El martes 22 de octubre de 2013 aprendí que hay ciudades con buena energía como Melide y otras con energía baja como Palos de Rei. ¿Qué es lo que genera esta diferencia: geografía, el alma de sus habitantes, el tamaño del poblado? Aún no estoy seguro.
En un tramo del camino de esta jornada un chico voluntario me reparó la credencial al lado de una iglesia: compensó a esos dos latinos de ayer que me engañaron en cena.
Un fuerte viento nos recibió en Arzúa en la tarde. He adelgazado, no tengo gripe ni dolor en pies o rodillas. Estoy un poco agotado y adolorido en la espalda. 


Me quedé en albergue no municipal: hay mantas y atienden con más cariño. La brasileña pagó 8 euros por mí para luego pagárselos con la tarjeta. 
En el albergue sólo estábamos tres peregrinos: la brasileña, yo y un coreano de nombre Kio. Lo agregamos en Facebook y le dio spray antichinche a la brasileña: es recomendable echarlo en las camas ante de acostarse. 
Antes de cenar fuimos a misa. En la lectura anoté una frase: “Aquí estoy señor para hacer tu voluntad”. Un cura del camino me explicó por qué la cruz de Santiago es una espada: es porque le cortaron la cabeza.
Faltan 40 kilómetros a Santiago y sólo un 1 día para poder lograrlo. El plan para el día siguiente es llegar al llamado Monte de Gozo y en la siguiente jornada usar la mañana para llegar a la catedral, para luego tomar el tren de vuelta a Madrid.

viernes, 10 de octubre de 2014

Día 20 - Portomarín a Palas de Rei – 22Km.


Por @Joaquin_Pereira

El lunes 21 de octubre de 2013 tuvimos que despedirnos del bombero Santiago porque estaba lastimado en una pierna y no podía seguir un ritmo más rápido. Comimos un caldo gallego en el sector de Airexe.
En Palas de Rei me quedé en el albergue municipal por 6 euros. No daban manta así que en la noche pasé frío. La recepcionista trataba a los peregrinos sin ánimo.
Hay momentos de camino donde la batalla contra el mal no puede rehuirse. Nosotros debemos identificar los sucesos que debemos enfrentar y cuales dejar pasar: la intuición nos da la clave.
Esta vez decidí no rehuir el mal. Algo me decía que debía aprender una lección ligada a la deshumanización de las ciudades grandes. En la hora de la cena me acerqué a un restaurante atendido por empleados latinos. 
Les pregunté si podía pagar con tarjeta de crédito puesto que no podía gastar el efectivo y me dijeron que no había problema. Luego de comer me dijeron que no aceptaban tarjetas: me habían mentido. Les formé un escándalo delante de los demás clientes. Creo que nunca más engañarán a nadie. Cumplí con mi misión. La cena costó 8 euros.
Luego fui a la iglesia a recibir la bendición para los peregrinos.
Escribí a Venezuela para que me ayudaran a cambiar el horario del pasaje de tren de Santiago a Madrid. Faltan 64,5 kilómetros a Santiago de Compostela y sólo 2 días para hacerlo.


Día 19 - Sarría a Portomarín – 21,5Km.


Por @Joaquin_Pereira

El domingo 20 de octubre de 2013 alcancé el hito que señala los 100 kilómetros hasta Santiago, lo cual marca la mínima distancia a pie desde la que se puede obtener la compostela por la peregrinación.

Desayuné usando la tarjeta de crédito y Santiago y la brasileña me dieron 10 euros en efectivo por pagar por ellos. 




La llegada a Portomarín fue difícil: luego de una jornada larga de caminata el tramo final incluye una nueva bajada, un puente, una larga escalinata y una calle en subida hasta el albergue. Durante el día llovió menos que el día anterior. 





Pude retirar 60 euros de un cajero en Portomarín. El albergue me costó 6 euros. Durante el día tomé dos cafés y una sidra; comí una torta, una tortilla, una manzana y una naranja.
La peregrina ecuatoriana que conocí el primer día estaba en el albergue.
Faltan 86,3 kilómetros a Santiago y tenía sólo 3 días para lograrlo.



jueves, 9 de octubre de 2014

Día 18 - Fonfría a Sarría – 30,5Km.


Por @Joaquin_Pereira

Los paisajes de Galicia tienen una vegetación más generosa que en León o Burgos. El espíritu lo agradece dado el cansancio acumulado. 
Llovió un poco durante el trayecto del Sábado 19 de octubre de 2013 pero nada grave. La tos desapareció pero se llevó mi voz con ella dejando en su lugar una ronquera.



La comida durante el recorrido consistió en un café, dos cervezas y una barra energética.
Al llegar al albergue en Sarría me asignaron la cama 16 y la última manta que quedaba. Me acostumbré en pedir la parte superior de las literas: sentía que mis cosas estaban más seguras lejos de los ojos de los demás peregrinos y también sentía más privacidad. Un grafiti en el techo decía “La vida es como te la tomas”. Tomé nota del consejo.
Fui a misa con la peregrina brasilera y el bombero madrileño y comulgué. La Iglesia –construida de 1883 a 1885- tenía una  imagen de María con una palma en la mano izquierda y la derecha recibiendo del cielo, ubicada donde comúnmente colocan un crucifijo en la mayoría de los templos. Había también vitrales dedicados a San Andrés y San Matías. En los textos que nos repartieron nos recordaban que estábamos terminando el año de la fe.
Luego fuimos a comer en una pulpería cercana. Atendía una joven muy alegre cuya madre vivió años en Venezuela, en la urbanización Sabana Grande: “Salió dos meses antes de mi nacimiento… hubiera sido venezolana”, nos dijo. Pagué con la tarjeta y mis compañeros me pagaron en efectivo: Yeah.
Faltan 108 kilómetros a Santiago y 4 días disponibles para caminar. 




miércoles, 8 de octubre de 2014

Día 17 - Las Herrerías a Fonfría – 21Km.



La esperanza volvió en la mañana del viernes 18 de octubre de 2013 luego de una noche de angustia por el malestar de la gripe. Me levanté un poco recompuesto y como no tenía otra opción retomé el camino, no sin antes aprovechar el desayuno que incluía el pago de la habitación.
La jornada no fue fácil, sobre todo en algunos tramos de subida, irregulares y con muchas piedras. Nuevamente me conseguí a la señora Pilar; parecía que llegaba justo en el momento que requería un apoyo moral. Me recordó visitar la iglesia del milagro en el pueblo de O Cebreiro, el primero pueblo gallego que los peregrinos consiguen en el camino.
Antes de llegar finalmente a O Cebreiro se desató un viento muy fuerte que provocó un silbido aterrador entre los árboles. Era como si una fuerza oscura intentara decirme que me rindiera, que no valía la pena continuar. No le hice caso; he aprendido que cuando la situación se pone difícil es porque estoy a punto de alcanzar un gran logro. 
Y así fue. O Cebreiro es un pueblo celta muy bien conservado. Sentí una vibración familiar en él; si la reencarnación es cierto seguro tuve una vida en un sitio similar. 
Como si fuera un sediento que busca frenético una fuente de agua, así me acerqué de inmediato a la iglesia del pueblo en busca del famoso milagro. Al entrar me topé de frente con la sobriedad del recinto, la penumbra de la iluminación con velas y un hilo musical que repetía continuamente Aleluya.
Y entonces lo vi. En el fondo, protegido por un vidrio y con una iluminación rojiza estaba el cáliz del milagro. Cuentan que hace muchos años un cura del pueblo se dirigió a la iglesia a celebrar misa y se sentía desmotivado porque por el clima no tendría a nadie que lo escuchara. Un hombre estaba allí y le agradeció no haber suspendido el servicio. Cuando fue a bendecir la ostia esta sangró; en ese momento sintió que era un mensaje de Dios que le invitaba a no perder su fe: su misión era ser sacerdote aunque fuera ante una sola alma.


Me senté frente a la ostia sangrante y en ese momento sentí que valió la pena todo el esfuerzo hecho durante el camino. Mirar una prueba de la existencia de un milagro compensa lo duro de lo que llamo el mundo frío, el que me esperaba con su silbido de muerte fuera de esa iglesia. Adentro todo cantaba Aleluya.

En un atril había una Biblia abierta en el libro de Isaias. Leí el capítulo XLIV, versículos 18 y 19: “Más no hagas mención de las cosas pasadas, ni miréis a las antiguas. Héos aquí que las haré yo nuevas y más maravillosas, y ahora saldrán a la luz, y vosotros las presenciareis: abriré un camino en el desierto, y manantiales de agua en medio de los valles”.


El mensaje lo tomé para mí: me invitaba a dejar definitivamente las heridas del pasado y a tener esperanza por el futuro.


Pagué un euro para colocar un velón por mi gatita Miguelina que partió de este mundo este año luego de 23 meses convaleciendo con una herida en su nariz y boca. 
Al salir de la iglesia fui a la tienda de suvenires del pueblo. Lo atiende Carmen, una chica muy amable que me contó algunos detalles de O Cebreiro. 
Noté que los celtas usaban entre mucho el espiral y comprendí porque me había llamado tanto la atención este símbolo en los meses previos a la realización del camino: era un aviso, una señal, un giño del destino. 


Compré varios recuerdos, dos camisas y un bastón con la tarjeta de crédito. Le pedí también que me hiciera el favor de darme 20 euros en efectivo y lo sumara a la cuenta. Ese dinero en efectivo me quitaba una preocupación de encima: tendría dinero para el albergue y las comidas de los próximos días.
Visité una casa del pueblo que fue habilitada como museo para mostrar cómo vivían los celtas. La construcción de las viviendas son circulares y los techos se extienden hasta tocar el piso. La forma de los recintos pareciera que simbolizaban la unión natural del hombre con el universo. 


Después de O Cebreiro el camino fue en bajada lo que compensó lo duro de la subida de la mañana. Estaba realmente transformado y hasta llegué a cantar mientras caminaba. 
Decidí hacer un esfuerzo para ganar kilómetros y pasar la noche en Fonfría. Me ayudaron tres naranjas, tres cafés y una cerveza durante el recorrido.
En uno de los tramos finales paralelo a una autopista noté que una peregrina tenía sus pies muy lastimados. Decidí dejarle uno de mis bastones para ayudarla. Se trataba de una psicóloga brasileña.
La lluvia no terminó de caer con fuerza hasta que llegué al albergue. Lo dicho, una fuerza invisible estaba protegiéndome. El lugar tenía un hilo musical continuo con música celta. Otra vez ratifique el hecho de que en los albergues privados tratan mejor a los peregrinos que en los municipales.
Por usar la lavadora pagué tres euros y por la secadora otros tres euros. La cena me costó 9 euros. Cené junto con la brasilera a la que presté el bastón y que asocié con la Virgen Aparecida y con un bombero de Madrid de nombre Santiago y que asocié lógicamente con el santo cuya tumba es el objetivo del peregrinaje. Cenamos en una casa redonda que me recuerda a las casas celtas de O Cebreiro.
De vuelta al albergue leí un libro sobre el camino de Santiago que viene de Portugal. Había una cita muy cierta de un peregrino de la edad media llamado Nicola Albani escrita durante su viaje desde Nápoles a Santiago de Compostela: “Quien camiña conta, que non camiña escoitar”.
Faltan 138,5 kilómetros a Santiago y sólo cuento con 5 días para lograrlo.